Los Large Language Models, como los que hoy escriben textos, responden preguntas e incluso crean código, no son cajas mágicas: detrás de ellos existe una arquitectura cuidadosamente diseñada que combina enormes cantidades de datos, matemáticas avanzadas y centros de cómputo gigantescos.
Los datos: la “biblioteca infinita”. un LLM necesita aprender del mundo. Para eso se alimenta de: Libros digitalizados, Artículos, Páginas web, Código de programación, Diálogos y ejemplos escritos. Toda esta información se limpia, ordena y convierte en pequeñas unidades llamadas tokens, que funcionan como el “alfabeto” del modelo.
El modelo: una especie de cerebro matemático. El corazón de un LLM es un sistema basado en la arquitectura Transformer, una pieza de ingeniería creada por Google en 2017 que revolucionó la inteligencia artificial. Este “cerebro” funciona gracias a millones o miles de millones de parámetros, que son como conexiones neuronales artificiales. La clave del Transformer es su capacidad de atención: puede enfocarse en distintas partes del texto al mismo tiempo, entender relaciones entre palabras distantes y anticipar lo que vendrá después, como un buen lector que lee entre líneas.
El entrenamiento: el gimnasio del modelo. Para que ese cerebro funcione, debe entrenarse durante semanas o meses en supercomputadoras que usan miles de GPUs. Durante el entrenamiento, el sistema practica una sola cosa: Predecir la siguiente palabra. Puede parecer simple, pero repetir ese ejercicio billones de veces genera habilidades sorprendentes: coherencia, razonamiento básico, entendimiento de contexto y más.
Un LLM es una gigantesca biblioteca digital, un cerebro matemático entrenado en supercomputadoras y un servicio global que responde en tiempo real. Es tecnología de vanguardia que combina datos masivos, ingeniería avanzada y decisiones humanas.